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6 de febrero de 2017

La del setenta y seis, cuarenta años después...

 Fue un anhelo largamente esperado, muchas horas previas de conversación, aprovechando las redes sociales, entre amigos pero sobre todo compañeros de curso, fueron el preámbulo de un día inolvidable.

Finalmente, pudimos hacer realidad ese sueño maravilloso: El de reunirnos cuarenta años después. Y sí, logramos reencontrarnos el día 7 de enero de 2017, fecha que quedará impresa en la memoria de todos quienes asistimos a dicho encuentro.

Es difícil describir tantas emociones juntas. Nos confundimos en prolongados y efusivos abrazos, llanto contenido en ojos vidriosos, palabras entrecortadas, algunas bromas, risas, recuerdos, anécdotas de los días de clases, de profesores y compañeros que no pudieron asistir.

Muy temprano, a las siete de la mañana llegamos apurados a la bellísima iglesia Matriz de nuestra tierra, para asistir al santo oficio en memoria de los compañeros que se nos adelantaron y que lamentablemente suman seis.

Posteriormente nos fuimos a la "Joya", en Palala, a degustar una ambrosía, gentileza que se la debemos a Juan Coria, cariñosamente llamado Sabú. De allí nos dirigimos al cementerio para depositar flores a Eddy, Felipe, Fernando, Amalia, Rafito y el amigo Ocampo; en el recorrido encontramos la tumba de nuestro profesor de música, don Luchito Yañez, delante de su última morada y de manera espontánea nos pusimos a cantar el himno al colegio... acabamos con algunas lagrimitas y muchos aplausos.

Debajo del añoso churqui en los asientos en círculo, degustamos unas deliciosas humintas, pudimos tomarnos unas fotografías con otra promoción del Suipacha, la del 90, con los que intercambiamos nuestros saludos y abrazos; y gentilmente nos ofrecieron chichita deliciosa del pago.

Luego, la visita a nuestro querido Colegio, que hacía de "Lugar de hospedaje" para las fuerzas de seguridad que llegaron por el Dakar. Pisar de nuevo nuestro Suipacha... estremece el cuerpo, algo de nuestras vidas se quedó entre sus aulas, sus pilares entre puertas semiabiertas o ese mástil incólume a los años, vimos crecida vegetación que siempre es hermosa.

Desde alguna puerta semiabierta el último ambiente... "Sigue igual...", " Está muy deteriorado...", son algunas cortas frases dichas por los compañeros... fotografías y recurrentes abrazos. ¡Nos acordamos del sótano!, de las travesuras en él, de los lugares donde formábamos para la iza de la bandera.

Promediando medio día nos esperaba "La casa del poeta", lugar de singular encanto por lo que representa para nuestra cultura, decorada con cariño y mucha carga de identidad.

A esa hora la ambrosía ya había hecho su efecto, así que un delicado plato mañanero era inevitable, tampoco se hizo esperar... En eso llegó el Profe Edgar Murillo, entre aplausos y abrazos recibimos a nuestro asesor de la Promo 1976, con mucha chispa y complicidad empezó a tomar lista como otrora lo hiciera en las aulas, fue muy gracioso escuchar a algunos: "presente profe", un "aquí" o un salamero "presente querido profesor..." Ja, ja, ja, ja... Desde ese momento, fue un sin parar de chistes, de guitarra y canto, varios se atrevieron a cantar, no faltó la copla del "Hormiga Vargas" que es... ¡un todo terreno!

El baile generalizado al son de los emocionados cantores como el Lorito Illanes o el Vizcacha Vargas, también se atrevió el querido Higinio Castro con un selecto poupurrí de huayñitos.

Mientras, los vinos y demás líquidos espirituosos empezaban a abrir el pensamiento, no faltó la palabra serena y certera de Javier García, el recordado "Medio Augau", acerca de la importancia de la espiritualidad y el buen camino, tampoco se dejó esperar la voz de Eberth "Taba" Fernández, desde la misma visión espiritual, pero católica.

Un crocante "chanchito a la cruz" acompañado de una guarnición variada de vegetales y salsas, apenas duró unos minutos... Ja, ja, ja, ja, ja, ja... Como no podía faltar... empezaron los discursos de agradecimiento -a Javierito Castro nuestro anfitrión, a Doris Ocampo y Chelita Segovia por su empeño en que todo esté a pedir de boca- a cargo de Palmiro Coro, con un acento chapaco fruto de su arraigo en esa tierra, una cerrada ovación de aplausos coronó tan noble gesto de amistad y desprendimiento de los nombrados compañeros. También se nombró a un gran ausente y quizá el principal impulsor de esta idea como es Pepe Guzmán... Se recordó a los amigos ausentes, nombrándoles con simpatía sus apodos y anécdotas varias contadas.

El Profe Murillo nos alentó a continuar con estas iniciativas pero sobre todo, nos pidió que "nunca dejáramos de visitar Tupiza", remarcó la importancia que conlleva participar activamente en el quehacer de nuestra tierra desde cualquier lugar o actividad que realicemos.

Ya cuando el sol se recogía, fue puesta en el asador la deliciosa y selecta carne de corte argentino, traída exclusivamente por un conocedor como es Roberth Vargas, el carismático "Hormiga" que se mandó bellos cuentos y coplas magníficamente dichas.
Poco a poco pasaban los minutos y después de varios brindis y abrazos, algunos nos despedimos con la promesa de volver a realizar otros encuentros, quizá con objetivos más precisos respecto de la tarea que debemos realizar para que nuestro querido colegio goce de mejor suerte, quizá una refacción o restauración a posteriori...

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