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22 de abril de 2011

La Semana Santa en Tupiza; a mediados del siglo XIX

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EDUARDO WILDE
 
Cuaresma.
Al desorden carnavalesco seguía el recogimiento de la cuaresma. El día de Ceniza todos los fieles acudían al templo donde eran empolvados, oyendo la tradicional sentencia: (polvo eras i en polvo te convertirás ) i seguían las fiestas religiosas más ó menos especiales en cada localidad : confesiones, comuniones, penitencias, ayunos, etc.

La Semana Santa.
Llegaba más imponente aún. En el patio ó terreno vacío que estaba enfrente de la iglesia, se levantaba el calvario, hecho con ramas de árboles, maderos, tablones para las gradas i la cruz en que debía espirar el Redentor. 

El día de Jueves Santo el templo era visitado por toda la población, vestida todavía de color i ostentando cada joven ó señora los más lujosos trajes; el Viernes Santo el cuerpo de Jesús figuraba ya en la cruz i la población debía asistir al sermón de agonía que el cura predicaba desde un pulpito improvisado. La ceremonia era conmovedora, la concurrencia miraba con odio a Longinos i á los que daban agua con hiel i vinagre al Cristo moribundo; no se oía sino sollozos i llantos extremados. 

El cura predicaba sobre las siete palabras, con voz emocionada; el público respondía con nuevos llantos i suspiros que redoblaban, cuando al fin el párroco decía: salid varones santos. A esta orden salían seis ú ocho penitentes del interior de la iglesia, unos vertidos de blanco, que llevaban en la cabeza un cono prolongado, también cubierto de blanco, otros de gris, con la cabeza cubierta, pero que conservaba su forma natural. 

Estos causaban á Boris un terrible espanto, no sé por qué. El cura continuaba dando sus órdenes que los penitentes ejecutaban; así, descolgaban el cuerpo de Jesús, una imagen bastante bien hecha, i lo colocaban en una urna para transportarlo. Es evidente que durante esta operación los fieles se entregaban al más inmenso dolor, con lo cual el párroco quedaba complacido. 

He olvidado decir, que una de las ceremonias que más impresionaban á Boris, era la de las tinieblas, miserere, maitines ó no sé como, en que los concurrentes al templo, iluminado en los altares i en una especie de triángulo lleno de luces, asistían al espectáculo viendo apagarse todas las velas una por una, hasta que la iglesia quedaba en tinieblas; entonces los fieles comenzaban á disciplinarse i no se oía sino sus quejidos i el ruido de los latigazos que se daban. 

Durante una parte de la semana santa no se permitía tocar campanas; éstas eran sustituidas por matracas ó carracas. El Sábado de Gloria, tras de cohetes quemados i camaretas que metían un ruido infernal, la población en- traba en regocijo por haber resucitado Jesús'. 

El domingo de Pascua era ya plena fiesta; de los campos venían ramos i canastas de flores, entre ellas dalias amarillas, mui celebradas por su perfume, i albahaca, malvas i otras yerbas con olor. 

En las plazas se organizaban bailes i comidas; vendíase en los puestos chicha, chuya, ajipas i otras frutas; buñuelos, empanadas, tamales, capias, roscas i rosquetas, i mil platos sabrosísimos.

Extractado del texto original de “AGUAS ABAJO” (1914); obra autobiográfica del célebre autor tupiceño Dn. EDUARDO WILDE (Tupiza, 1844 - Bruselas, 1913), quien a mediados del siglo XIX observa: “Las Fiestas Religiosas i otras - Varias Peculiaridades en Tupiza”.

Visto en El Sureño

6 de abril de 2011

Si la patria te olvidó, mi canto no, mi canto no...

3 comentarios:
Canta a voz en cuello Don Willy Alfaro, trayendo a la memoria al guerrillero chicheño Cnl. Pedro Arraya y, con él, a todos aquellos que con su lucha hicieron posible la independencia patria para quedar,  luego, relegados al olvido de la nación y sus autoridades que no cejan en su empeño de rendir homenaje y celebrar las glorias de quienes, sin disparar un tiro ni desenvainar la espada para la lucha en el Alto Perú, son considerados los padres de la patria. Que tuvieron sus méritos nadie lo niega pero ignorar lo nuestro pues...

Bueno, resulta que el pasado sábado 2 de abril, fecha en que celebro con alegría el cumpleaños de mamá, si pues, tengo la dicha que la Sra. Betty Murillo Jurado, chicheña y tupiceña ella, sea mi madre, decidí entrar a la peluquería a que me corten el cabello y la barba y, así, estar presentable (fachero dicen los paisanos) en la reunión que organizamos con Angelita, mi esposa, para festejarla junto a la familia.

Y ahí nomas que... ¡Zas panchita! al hojear las páginas de El Diario, me encuentro con una nota que viene a relación con el párrafo que inicia esta entrada del blog y que me atrevo a compartir con ustedes, para que lo recuerden algunos y conozcan, quienes no habían escuchado de ella, esta parte importante de la historia nacional, que (¿No se por qué che?) se empeñaron, algunos, en ocultar o ignorar.

Pero como el dicho dice, "al final, la verdad sale a la luz" y gracias a Don Saturnino Mayorga Pérez, tenemos este relato sobre:

Saturnino Mayorga Pérez

A 127 Km. de la ciudad de Potosí se levanta el escenario espléndido de Tumusla, en medio de manchas vegetales impregnadas de fragancia valluna, sobre la vera del caudaloso río del mismo nombre, de la provincia Nor Chichas del Departamento de Potosí.

En ese paraje de clima benigno, el 1 de abril de 1825 se realizó un hecho digno de ser evocado. Estas breves líneas trasuntan, a 186 años, aquel suceso memorable en el camino de la libertad de la Patria, poco valorado en su verdadera dimensión, siendo calificado como una simple insurrección de un jefe patriota, a quien todavía no se ha hecho debida justicia. Sin embargo este hecho histórico figura en las páginas gloriosas de la historia argentina.

Este acontecimiento, según recientes investigaciones, fue en realidad una cruenta batalla entre las fuerzas patriotas comandadas por el chicheño coronel Carlos Medinaceli Lizarazu contra las fuerzas realistas al mando del general Pedro Antonio Olañeta.

El coronel Medinaceli, que había resuelto reconocer la honrosa Capitulación de Ayacucho y cumplir su promesa ante el mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, desde Talina, población próxima a Tupiza, le había manifestado a Olañeta, mediante carta de 9 de enero de 1825: “Como charquino y patriota que soy por sobre todo, nacido en esta tierra de Chichas y de Charcas, declaro públicamente ante usted y le hago saber hoy mismo al mariscal Sucre, que a partir de la fecha no debe usted contar conmigo...”. Además, “que si insiste en desconocimiento de Ayacucho, debe prepararse para la guerra definitiva”.

El mismo día, también desde Talina, Medinaceli se dirigió en carta al mariscal Sucre, haciéndole saber que el 1 de febrero iba a proclamar en Cotagaita, en completo acuerdo con los guerrilleros de la Patria y los comandantes de tropa, la independencia total del Alto Perú, de la corona española y de los virreinatos de las provincias del Río de la Plata y del Perú.

Según partes oficiales, la batalla sangrienta se libró en el río de Tumusla, que duró desde las 3 de la tarde hasta las 7 de la noche del Jueves Santo, el 1 de abril de 1825. Intervinieron por parte de las fuerzas patriotas 25 jefes y oficiales, 1.300 clases y soldados pertenecientes al regimiento “Cazadores a Caballo”, comandado por el prócer potosino teniente coronel Melchor Daza, más tarde firmante del Acta de la Independencia como diputado por Potosí; el batallón “Cazadores de Chichas” comandado por el teniente coronel Miguel Mérida; más otros 500 hombres enviados desde Tarija por el legendario guerrillero Eustaquio “Moto” Méndez y 800 hombres con los que contribuyó Tupiza.

El resultado fue de 136 muertos en combate y 270 heridos, entre ellos el coronel Melchor Daza, además de los teniente coroneles José Herrera, José Cardozo, Manuel Toro, José Antonio Arenas y mayor Juan de Villegas. Por su parte la División de Olañeta contaba con un ejército de 1.700 hombres. El saldo de la contienda fue de 250 heridos entre oficiales y soldados realistas y 150 muertos, entre ellos el general Olañeta, que había resuelto continuar con la guerra.

El general José María Valdez, que se había atrincherado en la retaguardia con su batallón “Unión” en Chequelte, lugar muy próximo a Tumusla, había capitulado y rendido ante el patriota coronel José María Pérez Urdininea, que después fue presidente de la República de Bolivia.

Sucre, que ya se encontraba en Potosí, recibió el parte oficial mediante el estafeta capitán Max Paredes, firmado por Medinaceli, que había derrotado a las últimas fuerzas realistas, por lo que manifestó su satisfacción, ya que con el último disparo dado en Tumusla, había finalizado la guerra por la independencia y por consiguiente el ejército libertador no había tenido motivo para disparar a favor del Alto Perú, que era libre e independiente por sus propios esfuerzos y la voluntad de sus hijos.

Como se puede apreciar, la batalla de Tumusla no fue poca cosa, como anotan lacónicamente nuestros libros de historia, sino que selló la independencia nacional. Por justicia corresponde un reconocimiento a la acción de Tumusla, tergiversada por los hombres de “dos caras” que han tratado de eclipsarla, encabezados por Casimiro Olañeta, sobrino, secretario y consejero de su tío, general Pedro Antonio Olañeta, muerto en Tumusla.

Tomado de El Diario

5 de abril de 2011

LA INJUSTICIA CON LA SELECCIÓN INVICTA DE 1963

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Enviado por Quintacho a través de Google Reader:

vía Bolivia Fútbol Club de Jorge González Cordero el 1/04/11


En la foto, parados, de izquierda a derecha: Arturo López; Wilfredo Camacho (capitán), Roberto "Pocho" Cainzo, Vargas, Max Ramirez y "Pichón" Herbas. Agachados: Ramiro Blacutt, Máximo Alcocer, Ausberto García, Víctor Agustín Ugarte y Fortunato Castillo. Fue entrenador el brasileño Danilo Alvin.
Es conocida y aplaudida la afición del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, por el fútbol en particular y el deporte en general.

Como es practicante, no se le puede acusar al primer mandatario de aprovecharse del fútbol para recaudar simpatías. Le gusta, lo practica y apoya. Mejor para el deporte y para los deportistas bolivianos.

Lo único que me atrevería a pedirle es que como un justísimo homenaje a los campeones invictos del Campeonato Sudamericano de Fútbol de 1963, el Estado boliviano les dé su debido lugar como deportistas y como seres humanos.

Hay un Decreto en el que se determina que los seleccionados que lograron la mayor conquista de la historia del deporte nacional, tengan ingreso gratuito a todos los eventos deportivos que se realicen en el territorio nacional.
Pero, cada vez que la selección nacional tiene encuentros oficiales como las Eliminatorias, por ejemplo, los capitaneados por Wilfredo Camacho tienen que rogar e implorar para que la Federación Boliviana de Fútbol les otorgue los ingresos que por derecho tienen. Lo propio pasa cuando equipos nacionales juegan la Libertadores y la Sudamericana.

Hasta ahora, 48 Años después de la conquista del 31 de marzo de 1963, ningún deportista nacional contribuyó tanto para que Bolivia figure en los anales del deporte mundial, como los campeones invictos. En lugar de agradecimiento permanente, muchos sufren el olvido, y, peor, varios murieron pasando necesidades económicas.

Cosas que puedes hacer desde aquí:

4 de abril de 2011

10 + 1 tuitconsejos improvisados para políticos 2.0

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  1. Estar en Twitter no es ya 1 novedad ni 1 valor añadido. (Casi) Todos lo están. Ahora sólo destacarás haciendo buen uso de la herramienta
  2. La Web 2.0 no es 1 escaparate. Ni 1 pose. Es 1 forma democrática, abierta y transparente de entender la comunicación. La política, también
  3. Guárdate tus lemas y promesas. Nadie los cree. Hablas con personas. Eres humano. Tienes dudas. Compártelas
  4. Sé tú mismo. Evita las frases célebres de terceros y los titulares de prensa para dar protagonismo a tus propias reflexiones
  5. Debate con pasión, sin artificios. La Web 2.0 es el principio del fin de lo políticamente correcto.
  6. No confundas artificio con ‘fair play’. Échale un vistazo a conceptos como netiqueta, spam o troll. Calma tu ira y tu soberbia.
  7. Rectifica cuando sea necesario. Nadie verá en eso una debilidad, sino una fortaleza. El triunfo de la conversación.
  8. En la Red, como en la vida misma, la cantidad no es siempre sinónimo de calidad. Mantén una cadencia de actualizaciones creíble y razonable.
  9. Nadie puede censurarte por apoyarte en colaboradores. Pero estarán en todo su derecho si éstos son más protagonistas que tú. Si les mientes.
  10. No hagas ostentación del gadget, el post, el estado o el tuit. Para nosotros eso es algo natural. No confundas el fin con los medios.
y 11. No ganarás elecciones sólo por estar en la Red. Pero menos aún si no lo estás con todas sus consecuencias: ¿has oído hablar del #manifiesto?

Visto en Mangas Verdes