Fin del Raid a las Alturas (la mitad que faltaba)

Por: Carlos Choque López
El: 29/11/2016

Generalmente, la primera vez resulta una experiencia maravillosa para el común de los mortales, algunos sostienen que en la repetición está el gusto, los más intrépidos dicen no hay dos sin tres, los elegidos dicen hasta que el cuerpo te dé. En fin, argumentos sobran para justificar cualquier postura, eso es lo lindo de la vida cada quien decide lo que se adecua mejor a su visión y la forma de vivir que elige.

Esta pequeña introducción me sirve para contextualizar la ocasión que me permitió visitar la ciudad maravilla (aunque ahora esté pasando penurias a consecuencia de la falta del líquido elemento, mi solidaridad con los habitantes de esa urbe por cierto), mi gran amigo decidió contraer nupcias por segunda vez, realmente una decisión acertada (después de perder a su primera esposa en un trágico accidente hace ya más de tres quinquenios), nuestro creador le concedió una gran mujer que le ayudó a salir adelante cuando sus hijos del primer matrimonio eran pequeños, actualmente el mayor ya culminó sus estudios universitarios, verlos a todos unidos (hijos del primer matrimonio y actual), en este acontecimiento especial, me conmovió al igual que a los otros amigos que asistieron, paradójicamente los padrinos de la ceremonia religiosa fueron los mismos del primer matrimonio y muchos de los asistentes tambien, obviamente con más de 25 años en nuestras espaldas desde el primer acontecimiento, reencuentro con muchos amigos de esa época.

La ceremonia y la fiesta (amenizada por “Los K´achas”) fueron inolvidables, los que más se divertían y sacaban viruta al piso eran los “Chullas”, hermanos del contrayente (su primo el “Verijas” decía, estos chatos sí que la pilotean churo, escogían parejas que les sacaban una cabeza de diferencia), tenían un poco de dificultad cuando tocaban música nacional y tenían que hacer el cruce tomados de las manos, pero se las ingeniaban, unos “maestros” los hoy corredores de automovilismo.

Otro gran amigo el “Machín” llegó de Cochabamba con su esposa y la pasó bomba. Bailaba y tomaba, haciendo un balance creo que más tomaba, mi amigazo Edgar Gilberto Eustaquio más conocido como “Pollo”, más bailaba porque quedo herido de la noche anterior que fuimos a la peña, aunque yo sospecho que es la edad la que no le permite tomar en exceso. El socio y amigo del “Tololo” el “Rana” le dio como ternero, aprovechando que fue sin la patrona, se fue “hartadito” el amigo.

Y yo (se estarán preguntando algunos), pues... me aseguré con el anfitrión y nos fuimos a su casa como en los viejos tiempos, como se imaginarán no hubo “noche de bodas”, no era necesario me dijo mi amigo, así que tomamos un poco más charlando de nuestras cosas, nos debíamos un mano a mano, fue reconfortante saber acerca de sus vivencias actuales, es una alegría saber que le va bien en todo, es un exitoso profesional y mejor padre de familia, para mí un orgullo ser su amigo y confidente Lic. Edwin Ramiro Burgos Ortiz (El Ratón), hijo de don Héctor (que desde el cielo seguro que está orgulloso de él) y mi comadre Aurora su madre; hermano mayor de Carmen Rosa (La chinita), José Antonio y Pedro Antonio (Los Chullas), Sandra, Héctor y Julio todos Burgos Ortiz, sobrino de doña Lindaura Burgos Mansilla, primo de: Guido Cadena Ortiz, mi cumpa Enrique “Hormiga” Chambi Ortiz, Marvel “Verijas” Vargas Ortiz, amigo íntimo de Pedrito Agreda y “Chapalas” y... podría seguir la lista, pero la dejamos ahí porque va a parecer su árbol genealógico (amigos míos todos ellos), son parte de mis afectos.

Un pequeño homenaje para toda la familia, en especial para mi amigo y hermano Edwin y su esposa Mary, que nuestro creador bendiga su hogar y les de salud y prosperidad, como dice el slogan “¡Que vivan los Novios!”.

P.D. por favor “Chatito”, no rompas el record de tu padre en cuanto a cantidad de hijos, ya le igualaste, “parala hermano”, diría otro semental chicheño como el papá del “Maypi” Ángelo (algo me dice que no me va hacer caso).

Saludos.