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29 de enero de 2013

Esa noche con "La Tupiceña"


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 Como estaba previsto, Quintín arribó "from USA a la Paz" motivo por el cual nos congregamos varios amigos en el Club 16 de Julio, el pasado viernes 24, prestos a darle un caluroso abrazo de bienvenida y por supuesto su ración de sacudida en compartir una partida de cacho.

Algo se temía o recordaba el muchacho, porque contrariamente a la puntualidad con que solía arribar a la cita en años pasados, el viernes no apareció sino hasta que, cansados de esperar en la calle, decidimos con  el Waly, el Emilio y el Profe* (los primeros cuatro en llegar) pasar al boliche y empezar nomas la sesión, casi sobre el pucho (en realidad antes que encendamos uno) llegó el Miquicho.

Ya ubicados en una mesa, de la que después fugamos por la bulla de la rocola y mientras llegaba la negrita solicitada, el flaquito (sí el profe) aprovechó para convencernos de comprar y obsequiarle a Quintin el libro del Willy Alfaro, para aliviar en algo el dolor de la paliza que vaticinamos iba a recibir el pobre, libro del que, casualmente, el flaquito tenía un ejemplar a la venta.

Qué carajo hace el Pelé aquí, parece pensar el flaquito
¡No pues...! ¡Cáspita, que sos mal pensado che! no es esa clase de negrita la que solicitamos. Como corresponde para una buena partida de cacho, lo que pedimos fue una botella de Casa Real etiqueta negra. (¿Era bonita la negrita? pregunta el gil)
Por favor, que salga algo bueno
¡Pero, no caracho! No es Tupiceña la negrita, Tupiceña es la modalidad del juego de cacho que jugamos con los paisanos (¡mira a ver las cosas que pregunta...!). Pero ya bueno, entiendo que no sabes muchas cosas sobre nosotros, así que date una vuelta por esta entrada en la que hace tiempo, contamos cómo se juega "La Tupiceña".

Por joder nomas lanzaré con la derecha, pregona el Nacho mientras  Miquicho y Tuco esperan
Abrazos y risas celebraron la llegada de la victima Quintin al boliche y habiéndole entregado (a falta de grasa de ratón) el libro antes mencionado, con la respectiva condolencia dedicatoria y nombres de la muchachada, se dio inicio a la paliza al juego. Posteriormente, llegaron el Tuco, el Chiwanco y el Nacho, por lo cual se determinó armar dos equipos de cinco jugadores cada uno y jugar con tres anotaciones obligadas. Sí ps, como faltaba un jugador, se acordó que el equipo de Quintin juegue con "el muertito" (uno de los participantes vuelve a lanzar los dados, para compensar la falta de un jugador).
Ahora es cuando dice el Chiwanco y el Quintin ensaya una plegaria
Con un marcador de 1- 4, se desarrollaba  la paliza al Quintín (y su equipo) el juego de acuerdo a los pronósticos cuando, mira nada más que suerte la suya, para aliviar el sufrimiento nivelar el marcador, llegó Chaly su “Salvador”, quién hecho al que no sabe/no le gusta jugar dio vuelta la tortilla, dejando el marcador 7 -  4 a favor del castigado amigo de la extinta cabellera, a cuyo equipo se había incorporado en remplazo del muerto (no, no del "Muerto Ocampo").
El Chaly se prepara para lanzar los dados, mientras el tío Emilio espera que el chango no haga una barbaridad
Y entre risas, brindis y todo lo que suele decirse y acontecer en las reuniones con los paisanos (grave jarabe estaba) lo que parecía una inusual victoria para Quintin y su equipo, logramos con el profesionalismo y estilacho que nos caracteriza (habiendo tenido que imponerse previamente, la autoridad de su tío del Chaly, para evitar que éste siguiera partido tras partido salvando a su equipo de la derrota) nivelar el marcador en 7-7, lo que pasará a los anales de la historia como un empate con sabor a victoria para el amigo llegado “from USA” y una ocasión en la que por falta de tiempo -14 partidos no son pocos- no se habló (mucho) de los ausentes.
El Quintacho y la responsabilidad de definir el partido
Fue, hay que reconocerlo, decisivo para el bajón que tuvo el Chiwanco en su rendimiento el hecho de que únicamente le haya tocado un sandwich de lomito con chorrellana, en lugar de los dos o tres que acostumbra echarse al buche.
La celebración del Quintin (despues de tantos años)
Y no es verdad, como insinuaron algunos, que el Chicho (quien por haber llegado tarde terminó como anotador titular del encuentro) haya favorecido al equipo en que jugaba el Nacho, su primo querido ni al liderado por quien fuera su profesor en el poderoso Suipacha, como se le sindicaba según fueran los resultados de cada partido.
El Chicho, anotador oficial del encuentro
Y así fue, así sucedieron los hechos que cuento de esa noche con "La Tupiceña" y los paisanos, evento que terminó con el compromiso de volvernos a reunir para disfrutar de un asadito en compañía de otras negritas...
La alegría reflejada en el rostro del Profe y el Waly
No, es eso, ¡dale vos con las negritas esas che! Se trata de que el Quintin pondrá la carne para la parrillada y los demás compraremos unas botellas de Whisky Johnnie Walker etiqueta negra, en un encuentro en el que contaremos, para dar la bienvenida al carnaval, con el afamado canto de Waly y el grupo Alba Sur (no pues, no es al Bar del sur)
Para leerlo al Willy el Waly no necesita lentes.
* No se menciona los nombres completos de los participantes,  para evitar posibles represalias del imperio por cascarle a su vasallo representante u otros que se sientan agraviados.

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