Día: Miércoles
Hora: 20:50
Lugar: Av. 6 de agosto, La Paz.
A punto de abordar un minibus escuchamos unos gritos, sin poder entender lo que decían, inmediatamente la voz de una señora que gritaba: "No le roben rateros...". Dirigiendo la vista hacia el lugar, dónde los transeúntes lo hacían, vimos a tres jovenzuelos en rauda carrera, uno más adelante que los otros dos, supusimos que, estos dos últimos, perseguían al primero. Y al volver la vista hacia la acera vimos y deducimos que la victima era una persona que seguramente sufre algún impedimento (pues no se levantó del suelo) a quien le robaron las monedas que recibió como limosna.
Día: Sábado
Hora: 16:00
Lugar: Av. Hernando Siles y calle 5, Obrajes - La Paz.
Un adolescente caminando para encontrarse con un compañero, de pronto, se ve rodeado por tres sujetos que le conminan a entregar todo lo que lleva. Intenta entregarles las pocas monedas que lleva en el bolsillo, sin embargo es obligado a vaciar los bolsillos y entregarles la billetera, so pena de ser herido por unas tijeras que, amenazadoramente, mostraba uno de los agresores. Entrega la billetera y sólo atina a pedir que, por favor, le dejen su documento de identidad, el que es arrojado a la vereda. Monto del botín: 50 bolivianos.
Mira por dónde enfilan los asaltantes y al llegar su amigo, se animan a seguirlos, uno de los delincuentes (¿o cómo se les debe llamar?) se separa, mientras dos permanecen en inmediaciones de la Universidad Católica, al ver cerca a un policía le piden ayuda para detenerlos, éste da la voz de alto para proceder a la detención, momento en el que uno de ellos aborda un micro y escapa. Agarran al que queda y, una vez que llega el 110, lo trasladan a dependencias policiales, allí se le requisa las tijeras, no así el dinero, pues el que agarró la billetera fue el primero en tomar un rumbo distinto, pese a declararse inocente de cualquier hecho delincuencial, manifiesta que devolverá el dinero, para lo cual pide que le acompañen a su domicilio dónde espera prestarse el monto sustraído.
Una vez en su domicilio y al no poder conseguir el dinero, es devuelto a dependencias de la policía, dónde debería pasar la noche o permanecer hasta que... ¿pase qué?.
Cuando la victima de la agresión llega, nuevamente, esta vez acompañado de su padre, son informados (¿por qué no se sorprenderían?) que el sujeto al no tener posibilidades de devolver y no habérsele encontrado el dinero en su poder, fue puesto en LIBERTAD pero, claro, sus antecedentes quedan registrados para otra ocasión.
Y el dinero, que el adolescente estaba ahorrando para comprarle un regalo a su madre, se fue nomás... ¡al carajo!
Dos ejemplos que nos muestran que no hay Policía, Justicia ni Chapulín Colorado que ayude a los ciudadanos que son, alevosamente, agredidos en las calles de nuestras ciudades. Pero... !OjO no debes tomar la justicia en tus manos !
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