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18 de febrero de 2005

Carta a Dios

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No sé quién la escribió (¡que condena!), pero más allá de nuestras creencias religiosas o falta de ellas, trae una lista de las cosas que todos necesitamos para ser mejores con los demás y pasarla mejor también en este nuestro transcurrir por la vida y la web.
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HOLA DIOS:

¿Cómo estás?...Te escribo para saludarte y porque ahora sí tengo que surtirme, pues la "canasta básica" con la que me mandaste al mundo se me ha ido agotando a lo largo de estos años. Por ejemplo: la paciencia se me acabó por completo, igual que la prudencia y la tolerancia. Ya me quedan poquitas esperanzas y el frasquito de fe está también vacío.

La imaginación igualmente está escaseando por estos rumbos. También debes saber que hay cosas de la canasta que ya no necesito, como la dependencia y esa facilidad para hacer berrinches que tantos enojos y problemas me han ocasionado.

Así que quisiera pedirte nuevos productos para la canasta. Para empezar, me gustaría que rellenaras los frascos de paciencia y tolerancia (pero hasta el tope), y mándame por favor el curso intensivo "Cómo ser más prudente", volúmenes 1, 2 y 3.

Envíame también varias bolsas grandes, pero "bolsones" de madurez que tanta falta me hace. También quisiera un baúl de sonrisas, de esas que alegran el día a cualquiera.

Te pido que me mandes dos piedras grandes y pesadas para atarlas a mis pies para tenerlos siempre sobre la tierra.

Si tienes por ahí guardada una brújula para orientarme y tomar el camino correcto, te lo agradecería mucho.

Regálame imaginación otra vez; pero no demasiada, porque debo confesar que en algunas ocasiones tomé grandes cantidades y me empachó. Nuevas ilusiones y una doble ración de fe y esperanza también me caería excelente.

Te pido también una paleta de colores para pintar mi vida cuando la vea gris y oscura. Me sería muy útil un bote de basura para tirar todo lo que me hace daño.

Por favor mándame un frasco de Merthiolate y una cajita de curitas para sanar mi corazón, porque últimamente ha tropezado bastante y tiene muchos raspones.

Te pido unos diskettes, porque tengo el cerebro lleno de información y necesito espacio para guardar más. Te pido muchas zanahorias, para tener buena vista y no dejar pasar las oportunidades por no verlas.

Necesito también un reloj grande, muy grande, para que cada vez que lo vea recuerde que el tiempo corre y no debo desperdiciarlo.

¿Podrías mandarme muchísima fuerza y seguridad en mí mismo?, ¿Ah? Sé que voy a necesitarlas para soportar los tiempos difíciles y para levantarme cuando caiga.

También quisiera una cajita de pastillas de las que hacen que crezca la fuerza de voluntad y el empeño, para que me vaya bien en la vida y te pido unas tres o cuatro toneladas de "ganas de vivir", para cumplir mis sueños.

Necesito también una pluma con mucha tinta, para escribir todos mis logros y mis fracasos. Pero más que nada, te pido que me des mucha vida, para lograr todo lo que tengo en mente y para que el día que me vaya contigo, tenga algo que llevar.

Y gracias por todo.


4 de febrero de 2005

Carta a Mafalda

7 comentarios:
Además de brindarnos momentos de esparcimiento, tambien traían cuestionamientos al como y por qué de las cosas, ¿de que estoy hablando?, pues de Mafalda y sus amigos ya que esta es una carta que, despues de haber pasado mucho tiempo le escribe Miguelito a su gran amiga.
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Querida Mafalda:

En este día tan especial me acordé de tu cumpleaños... ¡Como pasa el tiempo! Nacimos en el corazón de un país que soñaba. ¡Cuántas utopías! ¡Cuántos deseos de crecer, de mejorar las cosas! Nos toco convivir con un tiempo de hombres creativos: Luther King, Che Guevara, Juan XXIII, John Kennedy; nos trasmitieron el sentido de la justicia, el valor de los sentimientos, la maravillosa aventura de pensar con la propia cabeza...

Ayer me preguntaba por nuestra amiga Libertad, aquella pequeñita que un día encontraste en una playa, me acuerdo todavía cuando la presentaste a tus padres... Era vivaracha y quemadita por el sol de febrero.

¿Dónde vive Libertad? ¿Es verdad que la mataron durante la dictadura? Dicen que la torturaron y su cuerpo desapareció en el Río de la Plata...

Me cuesta pensar que se murieron sus sueños. ¿Y si vive? ¿Estará filosofando sobre la fragilidad de las cosas y el sentido de la vida?

¿Que fue de Susanita? ¿Se casó? ¿Pudo realizar su vocación de ser madre? La imagino viviendo en alguna ciudad de provincia, paseando del brazo del marido (un hombre bajo y calvo) en una tarde de verano, contenta con sus hijos y cuidando el primer nieto, realizada como tantas comunes mujeres...

Supe de Manolito, que perdió sus ahorros durante el corralito y no soportó tanta crisis. Los últimos días lo vieron cabizbajo, murmurando palabras incoherentes, abandonado como un mendigo en una estación de trenes, triste y abatido como tantos...

Sé que Felipe vive en La Habana, que probó con el cine, que tiene un taxi y que habla a los turistas de Fidel y de la revolución con el mismo entusiasmo de cuando vivía en Buenos Aires...

A Guille, tu hermano, lo escuche tocar, hace poco, en la Scala de Milano. Vive en Ginebra, nunca se arrepiente de haber emigrado en los últimos años de Alfonsin, me contó que es feliz con su nueva pareja...

Y vos, querida amiga, ¿cómo estás? Hace tanto tiempo que no tengo noticias tuyas. Sé, por otros, que seguís escuchando la radio, que lees los diarios del mundo, que te duele el Irak como te dolía Vietnam, sé que trabajás para la FAO por los pueblos del hambre, que estás indignada por la prepotencia de Bush. Me llegó tu pedido para juntar medicinas para los Médicos sin Fronteras, sé que siguen las reuniones en tu casa de Paris, que estás confundida, inquieta y preocupada por el futuro del mundo...

En fin, Mafalda, sé lo suficiente como para saber que seguís viva, viva en el alma, niña como siempre...

De parte mía sigo escribiendo siempre, renegando porque me falta tiempo; creyendo, como siempre, en el valor de la sinceridad, perdiendo oportunidades por manifestar mis ideas. Algunos días estoy triste y deprimido, pero puede siempre más la alegría que la tristeza...

El mundo no mejoró mucho desde la época en que vivíamos juntos en nuestra patria. A veces, cuando miro el globo terráqueo, encuentro tu mirada, pienso en todos aquellos que lo miran como vos, en los ojos de los que protestan, de los que no se conforman, y de los que viven en la atmósfera del optimismo y de la justicia.

Esos ojos, junto a los míos, te desean un buen día, querida amiga, por otros cuarenta años tan intensos y jóvenes como los que has vivido.

Un beso grande de tu amigo que te quiere como siempre.

Miguelito.